domingo, 12 de abril de 2015

Fonemas sordos de un lenguaje extraño.

La obsesión persiste; la continua necesidad de buscarme encontrando, sin dar una dirección concreta, un continuo e inequívoco vacío. Algunas veces llego a desmantelar incluso unos ‘’llenos’’ incoherentes que me generan un palpable sentimiento de confusión personal. Nado en mi interior, y solo logro invadir resquicios de sueños rotos, metas idealizadas con un fin perdido, sin determinar. Sentir que según avanzas en el camino, todo pierde el sentido. Todas las maneras de las que actuamos para llegar a conseguir un fin indubitablemente consistente y que será causante de una liberación desmesurada de adrenalina, un ‘’lo he conseguido’’. A veces, pierdo el sentido de la lucha. Es una situación hostil, dominada por la dejadez y la independencia personal, que me hace dudar de la realidad y de la grandeza a la que equivale apoderarse de la meta. Me resulta irónico la manera en la que nos autoconvecemos de que el fin será positivo, está comúnmente aceptado que merecerá la pena. Siempre queda una posibilidad de que no lo sea, pero aunque la tengamos en cuenta, sabemos que no podemos dejar guiarnos por una mera posibilidad irrevocable, que si queremos conseguir algo, debemos luchar. Hay muchas metas personales que desde el principio estaban destinadas al fracaso, o más que un fracaso, destinadas a dejarme el mismo vacío en el que me encuentro. Mientras luchaba por ellas, era completamente consciente de que no me iban a aportar nada de lo que verdaderamente buscaba, sin saber realmente qué es lo que busco, y aun así, continuaba por su lucha, a fin de cuentas, a la sociedad le parecen metas importantes. Metas vacías a mi parecer, entroncarse con la cruda realidad es triste.



Quizás el fallo sea imprimir un fin a actuaciones que no siguen una marcada pauta de acontecer, simplemente son capaces de eclipsar mi conciencia durante un breve lapso temporal, tan breve que logra quedarse en el paladar una dulce e inexpresiva sensación de encanto; breve, pero que sin una explicación empírica, logro catarla desde el filtro de un mundano andante viviente. Un poema idealizado en mi conciencia. Disfrutar de los pequeños detalles. No es ingrato sentir una explosión de adrenalina emocional puramente personal, no hay que castigarse por no seguir los patrones de la sociedad garantes de imparcialidad. Todo es tan relativo que es incapaz de pasar continuamente por un filtro perfecto, que nos de garantía absoluta y perfecta sobre lo correcto. 

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