sábado, 29 de abril de 2017

Resaca emocional

''Soy todo lo que soy, porque tú eres todo lo que quiero''. Y qué frase tan cierta, y a la par tan inexacta. 

Deslumbra una imprecisión que radica en el receptor del mensaje; un receptor personal, sensorial, cercano y bien conocido. Pero lo cierto es que, a día de hoy, no existe un ente al que disponga tanta prioridad. Siento una tenue tristeza de tal situación, porque es demasiado el afecto que llevo acumulado y ,sin embargo, me veo incapaz de ofrecer.
Es una sensación de parálisis emocional, que me impide sentirme cómoda intentando mostrar la importancia que alguien me pueda suponer. Me he acostumbrado a no reaccionar hasta que no me he asegurado de que ese hipotético receptor sensorial de el primer paso. Pero, ¿qué sucede cuando una conjunción de fuerzas superiores se ponen de acuerdo para obligarme a reaccionar primero? Es difícil sobrellevar el debate interno entre lo que sientes por dentro, y los sentimientos que dejas que fluyan externamente. Ojalá ese filtro personal por el que pasan todos mis sentimientos se desvanezca, porque la carga emocional que queda acumulada dentro es tanta, que acaba desbordándose. Un desborde que culmina en una gran explosión emocional, en un arrepentimiento de no haberme atrevido a compartir tales atributos sensoriales. Puede ser que padezca de una patología muy común, conocida como ''cobardía emocional'', pero aún no lo tengo tan claro. Es más un miedo irracional a dejarme vislumbrar lo que quiero. Y como viene siendo común en mí, cuando concluyo siendo consciente de lo que quiero, y lo que tengo asumido a querer, ya es demasiado tarde. A día de hoy, es un patrón de actuación personal muy predecible, pero algún día pasado no lo fue tanto. Es algo contra lo que intento luchar porque sé cómo funciona, sé cómo funciono.
La problemática reside en asumir la existencia de otro factor que interactúe con el patrón descrito con anterioridad, y que en conjunto deriven en la aparición de tal incapacidad emocional. Y lo cierto es que, por mucho que pienses que ya has dedicado demasiado tiempo en conocerte, siempre habrá detrás de una actuación irracional, algo nuevo que desconocías de ti mismo. En eso se basa descubrir la vida, en redescubrirte. El duro camino de la introspección se pone de manifiesto con un desdén emocional.

Volviendo a la frase de partida, su inexactitud abarca más conceptos, como la fluctuación de la identidad personal con respecto a lo que nos rodea. Al ser, junto a sus circunstancias. Y es que, el gran dilema existencial es el siguiente: si me encuentro en la encrucijada emocional de no poder exteriorizar lo que siento, porque desconozco lo que deseo, y por ende las circunstancias externas no se ofrecen como lo que tienen la potencialidad de ser, ¿esas circunstancias actuales son las que ponen de manifiesto mi ser, o son las circunstancias potenciales las que reflejan lo que soy? ¿Es una diferencia de acontecer lo que marca lo que somos, o lo que somos radica en las distintas posibilidades de actuación?

domingo, 9 de abril de 2017

Las cosas que me da por pensar cuando me tengo lejos

Que la mente humana haya adquirido gran complejidad a lo largo de la evolución es algo palpable a la vista de cualquiera. Lo verdaderamente maravilloso, es la aceptación de la gran divergencia existente entre los distintos entes dotados de tal complejidad cognitiva. Predisposiciones distintas a resolver un problema existente, que reflejan en último término la fuerza natural superior en la que estamos inmersos. Un universo que combina existencia con inexistencia, falsedad con veracidad...todo se resume en un juego de contrariedades. Me parece realmente gratificante poder disfrutar de mentes distintas, pensamientos generados por conexiones neurales distintas, guiadas por una esencia puramente personal. Pero tal dimensión gratificante se termina difuminando cuando la percepción de ello se efectúa dejándose guiar por los patrones del propio intelecto. Y qué será que todo humano tiene una cierta tendencia a convertir lo valioso en algo banal. Nos seguimos empeñando en intentar comprender, cuando el entendimiento no es fruto de lo natural. Disfrutemos de las grandes mentes existentes, y dejemos de calificar a lo distinto, porque lo característico y distintivo es por definición natural. Hagamos el favor de dejar de ser antinaturales.