miércoles, 4 de mayo de 2016

En la diversidad está el sentido de la lucha.

Me he visto en la obligación de disponer de un par de días para poder exteriorizar todo lo vivido, y sobretodo, sentido, durante estos últimos 4 días. Necesitaba tiempo para poder ordenar mis ideas y sentimientos, ya que estos estaban cambiando de una manera sustancial muy radical. Llevaba tiempo sintiéndome parte de nada, una nada incomprendida, insegura, que hacía inviable poder dejar al descubierto mi propio ser. Todo esto generó una desconfianza hacia los demás, degenerando en una pragmática introspección desmoralizadora de toda ontología que me rodeaba.

La necesidad de escapar de la rutina y de la visión desesperanzadora al final se llevó a cabo.  Llevaba tiempo teniendo en mente que quizá lo que necesitaba era la búsqueda de mis propias convicciones hacia otra dirección, pero la desorientación permanente me dejaba el mismo desaliento. Nunca me hubiera imaginado que esta vía de escape llegaría de la forma más fortuita, y es aquí cuando empieza mi desmantelamiento personal: existe la esperanza.

Por primera vez no me levantaba con una sensación horrible de inexistencia, de disconformidad con mi esencia, de tristeza, ni de soledad, sentimientos suscitados por la falta de optimismo. Por primera vez, me he encontrado segura estando rodeada de personas. Personas con una indubitable y particular esencia, que me han hecho sentir parte de un todo garante de sentido y confianza. Me resulta inverosímil el hecho de que, personas con una ontología tan desconocida aún para mí, hayan conseguido generar un ambiente de comodidad. La grandeza de la diversidad estriba en poder confluir en los mismos patrones, solo así podremos sentirnos seguros del todo, al encontrar  una reafirmación de las propias ideas.  Parecía imposible poder coincidir con entes racionales que compartiesen conmigo ciertos ideales, y aquí es cuando llegó otra vez la esperanza. Esto ha hecho reafirmar de forma positiva mi propia visión del hombre: aún existe esperanza para mi visión del mundo. Después de tantas decepciones protagonizadas por mis iguales, carecía de sentido la admisión de una posibilidad de sorpresa. Por primera vez, he disfrutado del momento sin la necesidad de imbricar una marcada pauta de acontecer a la actuación de los demás. Por primera vez, me encuentro conforme con mi esencia.

Es tan indescriptible que pueda cambiar radicalmente la propia concepción de la visión del mundo, que ya no sé ni que visiones personales tengo seguras. Solo puedo aventurar que este cambio de pensamiento me ha hecho sentirme un poco más completa, ya puedo volver a sentirme segura de lo que soy, y seguir con la propia introspección dentro de un marco de positividad. He tomado conciencia de que el miedo a decidir coger un camino u otro, no te exime de la necesidad de elegir. En eso se basa todo, en las propias elecciones: tomar el control de la situación e impedir que la vida te arrastre.


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