domingo, 9 de abril de 2017

Las cosas que me da por pensar cuando me tengo lejos

Que la mente humana haya adquirido gran complejidad a lo largo de la evolución es algo palpable a la vista de cualquiera. Lo verdaderamente maravilloso, es la aceptación de la gran divergencia existente entre los distintos entes dotados de tal complejidad cognitiva. Predisposiciones distintas a resolver un problema existente, que reflejan en último término la fuerza natural superior en la que estamos inmersos. Un universo que combina existencia con inexistencia, falsedad con veracidad...todo se resume en un juego de contrariedades. Me parece realmente gratificante poder disfrutar de mentes distintas, pensamientos generados por conexiones neurales distintas, guiadas por una esencia puramente personal. Pero tal dimensión gratificante se termina difuminando cuando la percepción de ello se efectúa dejándose guiar por los patrones del propio intelecto. Y qué será que todo humano tiene una cierta tendencia a convertir lo valioso en algo banal. Nos seguimos empeñando en intentar comprender, cuando el entendimiento no es fruto de lo natural. Disfrutemos de las grandes mentes existentes, y dejemos de calificar a lo distinto, porque lo característico y distintivo es por definición natural. Hagamos el favor de dejar de ser antinaturales.

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